lunes, 13 de abril de 2009

Síndrome de Adaptación General de Selye...

... También llamado stress.
En estas fechas en las que llevamos dos meses trabajando sin muchos días de descanso "premio" y que de entre la nada, aparecen Jueves y Viernes santo uniéndose al fin de semana y dejándonos el sabor de unas mini-vacaciones, hay que hablar del stress.
Realmente es más exacto llamarlo Síndrome de Adaptación General porque identifica la siguiente peculiaridad humana: Ante una situación de demanda ya sea de acción mental o de acción motora, el cuerpo humano experimenta una "sobretensión" muscular que le permite reaccionar con rapidez y contundencia para obtener el resultado deseado, por ejemplo:
Te caes a una piscina de osos polares hambrientos... Entras en estado de alarma, tus músculos reaccionan y nadas y pataleas hasta que te salvas o salvan
Has pasado por un momento de alarma, un momento de adaptación a la necesidad de contrarrestar el riesgo y un momento de agotamiento en el que bajan todos tus nervios a 0.
Opinarás como yo, que menos mal que entraste en stress si no eras parte del oso polar.
Pero podría haberte pasado algo peor, te podrías haber quedado inmóvil presa del pánico. Eso es negativo.
En las dos posibles situaciones, la positiva se llama Eustréss, reaccionaste y no te comió el oso. Y en la que te comen, se llama Distrés.
Tengo que comentar que también sería Distrés si, aunque reacciones, y huyes no cambias de fase y permaneces nueve horas corriendo sin parar por el zoo sin que te persiga nadie. ¿Lo imaginas? Es hasta gracioso pero... Eso también es malo.

Y aunque no te imagines corriendo las nueve horas siguientes por el zoo con cara desencajada, es lo que más se repite en el ser humano y lo que provoca que millones de personas en el mundo esten bajo tratamiento médico y de baja laboral por "stress"
Aparta el oso polar de tu mente y cuenta cuantas veces has llegado del trabajo con la cara desencajada y deseando arremeter contra el daño que te han hecho por una mala contestación o una mala mirada. Igual han pasado más de dos horas y sigues discutiendo con tus músculos totalmente tensos y tu mente reviviendo una y otra vez el suceso, incluso hasta no duermes y si duermes, lo sueñas. Te levantas y te preparas para contestarle que... o decírle que tu... ¿ahora te parece gracioso?
Si te sucede, vuelve al oso polar e imagínate que una vez a salvo sigues corriendo y gritando y ríete. Ríete de la vida porque como dijo aquél, no saldremos vivos de ella.

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