Un proverbio indú dice que si la mano izquierda siente dolor, la mano derecha acude a consolarla. Y a parte de ser una realidad física, la boca que pronunció en su momento esta hermosa frase, pretendía responder a la siguiente pregunta: ¿Por qué ha consagrado usted su vida a ese afán? - Se trataba de Mata Amritanandamayi Devi. Una mujer que lleva viajando más de 30 años ofreciendo caridad al espíritu humano.
Empezó en su humilde casa al norte de la india, donde se dedicaba a recibir toda clase de peregrinos de todas las partes del mundo para darles abrazos. Sólo abrazos.
El abrazo de una madre que te aprieta y te consuela. Viajar para que te abracen. ¿Cómo será ese abrazo?
Los peregrinos no dejaban de regalarle diversas riquezas y dinero agradecidos por ese abrazo en nombre de la humanidad por lo tanto, pensó que ella no necesitaba dinero, que ella ya era todo lo rica que se podría llegar a ser en este mundo. Ayudada por diversa gente que le ofrecía culto, fundó un par de organizaciones que se movían, ya no sólo por la India, si no por el planeta. Allí donde una desgracia asoma su garra, Amma y su gente se desplaza al lugar y construye casas albergue y atiende a los heridos... Pero no sólo a los heridos de sangre... Abrazan a toda esa gente que ha perdido sus pertenencias y les ayudan a fortalecer el espíritu para que vuelvan a construir su vida y su pueblo.
y es que cuando pierdes algo, sólo el abrazo de una madre te consuela.
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