Quiero creer que la suerte en mi vida brilla en facetas independientes, sin tener mucho que ver mi vida personal con mi carrera o mi vida artística con mi vida personal... Es decir, mi suerte está equilibrada. Doy gracias por lo que tengo y por lo que no tengo y si en un aspecto brillo en otro decaigo; manteniéndose siempre un ying-yang predecible.
Pero es que hay gente que no está equilibrada. No me puedo creer que personas superiormente válidas con un capacidad casi extrasensorial se sumerjan en el lado oscuro y parezcan los grandes derrotados por las circunstancias. Igualmente, tampoco puedo creer como personas ineptas y desvalidas que se refugian entre las paredes de las universidades, puedan solventar con ayuda divina lo que para los primeros supone un guerra. No es justo que el sistema favorezca a unos y a otros los castigue... Ni hablar quiero del dogma que muchas niñas salpica al resto de mujeres consiguiendo sus metas llorando y puteando a las demás.
No puedo soportar a esas mujeres incapaces de hacer nada y encima mandando. No siento nada por aquellas consiguen escalar llorando y apelando al sentido machista de los hombres.Pero como dijo Coelho delante de mis narices... El mal camino se acaba. El bueno no.
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